martes, 13 de junio de 2017

ESTUVO 12 AÑOS EN COMA Y CUANDO DESPERTÓ REVELÓ TODO LO QUE SU MADRE LE HACÍA. 2 DÍAS DESPUÉS ELLA SE QUITÓ LA VIDA.



Martin Pistorius era un joven común y corriente como todos los demás en su escuela. Sin embargo, un día de enero del 1988, el joven regresaba de la escuela cuando le empezó a doler la garganta A medida que pasaba el tiempo, el dolor se intensificaba cada vez más Pronto, el dolor fue extendiéndose por todo el cuerpo de manera descontrolada Por fin, los padres de Martin vieron la necesidad de hospitalizarlo para saber de qué se trataba No obstante, tras varios días en el hospital, el joven sufrió la perdida de la vista, el habla y los movimientos En tan solo un año y medio, la vida de Martín había cambiado totalmente De ser un joven lleno de vida y salud, paso a ser una persona en estado vegetal.


En esta situación, los doctores dijeron que con suerte tendría 2 años más de vidas. Además, es su estado, requería de gran atención. Según los expertos, su capacidad había quedado semejante a la de un niño de 3 meses de nacido Aunque se trató de hacerle masajes estimulantes, ninguno tuvo el efecto esperado Al tratarse de una enfermedad degenerativa, el joven quedó postrado Al no poder hacer nada por él, los médicos lo mandaron a su casa, donde sus padres lo atendían Ellos estaban muy tristes al ver a su pequeño en ese estado, prácticamente esperando la muerte. Su padre debía levantarse todos los días a las 5 AM para bañarlo y llevarlo al centro de atención especial.


Allí recibía masajes y cuidados que estimulaban su capacidad motriz. Después de un tiempo asistiendo, el cerebro de Martin empezó a despertarse del coma. Ahora podía escuchar y sentir, pero continuaba sin moverse o hablar Martin dijo: “Sabia todo lo que sucedía a mi alrededor y podía escuchar cuando hablaban de mí. Sin embargo, muchos pensaban que todavía no había despertado, por lo que me convertí en el niño fantasma. En ocasiones, mi madre, en su desesperación al verme en ese estado decía: ‘Ojalá te mueras pronto’. No obstante, ella no sabía que yo podía escucharla y eso me dolía muchísimo.


También añadió: “Nunca pensé que alguien sería capaz de odiarme o amarme, pues no podía hacer nada”. Ya habían pasado casi 12 años y Martin seguía vivo, pero sin mostrar ningún avance en su enfermedad. Sin embargo, cierto día llego la enfermera Virna Van Der Walt que, después de darle masajes estimulantes, empezó a notar reacciones de parte de Martin.

Esta enfermera informó del avance conseguido a sus padres, quienes lo llevaron inmediatamente al hospital de la Universidad de Pretoria. Allí se les dijo que el cerebro de su hijo había recuperado la capacidad neuronal. En otras palabras, su hijo podría recuperar el habla y la movilidad con un poco de esfuerzo, y así fue.

Después, ellos adquirieron una computadora por la que su hijo se podía comunicar con ellos. A pesar de que sus padres estaban anonadados por la recuperación de Martin, y por poder comunicarse con su hijo, su madre decidió quitarse la vida y dejar una nota en la cama. En ella le pedía perdón a su hijo por haberle deseado la muerte en varias ocasiones.

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